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HomeExploreRelatos de la FLM sobre “El pan de cada día”Camerún: La iglesia camerunesa tiende la mano a las víctimas de la lepra

© EELC/ Djobdi Simon

Camerún: La iglesia camerunesa tiende la mano a las víctimas de la lepra

Roulnoudji David es oriundo del Chad y tiene 42 años. Durante mucho tiempo, antes de ingresar en el leprosorio de Foubarka, había procurado que le administraran tratamiento tradicional y había sido blanco de las burlas de sus familiares. Hoy está curado pero no consigue encontrar esposa: “Ya dediqué mucho tiempo y dinero a buscar una mujer, pero las familias me engañan y me niegan sus hijas”.

 No tiene noticias de su familia desde que llegó a Foubarka, pueblo del noroeste del Camerún, pero tampoco tiene ganas de volver a su casa: “Dios me dio una nueva familia. Aquí conocí a hermanas y hermanos que vivieron lo mismo que yo”. Foubarka, que se encuentra a 80 kilómetros de la ciudad de Ngaundere, no es un pueblo común y corriente, sino un leprosorio administrado por la Iglesia Evangélica Luterana del Camerún (EELC, por sus siglas en francés) que tiene capacidad para acoger hasta 40 leprosas y leprosos que llegan del Camerún, la República Centroafricana y el Chad.

En busca del pan de cada día

Foubarka, que significa “pueblo bendito”, fue el nombre elegido por las y los leprosos para destacar la acción benefactora de la iglesia. Djimbradiyom Emmanuel cuenta: “Antes, en mi pueblo, me trataban como a un perro. De día me escondía entre la maleza y de noche salía a buscar comida en los tachos de basura”.

Cuidando de las y los leprosos, la EELC lucha contra la injusticia social y querría que todas y todos los hijos de Dios pudieran comer hasta saciar el hambre. En el leprosorio se ofrece alojamiento, comida y atención médica gratuitos a veinte personas cristianas y dos musulmanas.

Garbon Jeanne, que vive allí desde hace veintinueve años, tiene cinco hijos; su marido la repudió. Según ella, la labor de la EELC es “el Evangelio en acción; es Jesucristo que viene a secarnos las lágrimas y devolvernos la esperanza”. Sin embargo, la disminución de donaciones la preocupa: “Lo que comemos ya no basta para saciar el hambre. Ruego a Dios que nos dé nuestro pan de cada día”.

Luchar contra la pobreza es combatir la lepra

A la EELC le resulta cada vez más difícil ayudar a las personas leprosas porque ha dejado de recibir subvenciones de sus donantes. Y las y los enfermos lo pagan con la vida. Djobdi Samuel, que está a cargo del leprosorio, señala: “Desde 2007, enterré a diez de mis amigos. Nos faltan medicamentos y víveres”.

La iglesia contribuye a la autonomía del leprosorio, entre otros, adquiriendo terrenos de cultivo para que las y los leprosos puedan alimentarse y vender los excedentes.

A fuerza de acompañar al enfermero, Roulnoudji David ha adquirido algunas nociones de medicina; ayuda a curar a las y los enfermos y les echa una mano en las tareas agrícolas.

Muchas y muchos leprosos están demasiado enfermos como para trabajar en el campo, lo que les impide salir de la pobreza. Roulnoudji David afirma: “Luchar contra la pobreza es combatir la lepra”.

La labor pastoral de la Iglesia Evangélica Luterana del Camerún

La Iglesia Evangélica Luterana del Camerún siempre ha ejercido la diaconía de diversas formas. Desde 1925, socorrió a esclavas y esclavos en las guerras tribales. Hoy en día, socorre a las y los enfermos, huérfanos y viudas. A través de su Servicio de Desarrollo Comunitario ayuda a las y los campesinos a asegurarse la autosuficiencia alimentaria. Además, escolariza a niñas y niños de la calle en centros de reinserción donde se imparten cursos de alfabetización, costura y cocina.

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