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HomeExploreRelatos de la FLM sobre “El pan de cada día”Alemania: Compartiendo la misma mesa

© Vesperkirche/Reiner Fieselmann

Alemania: Compartiendo la misma mesa

Cuando se prolonga el invierno alemán y el espíritu de generosidad de las Navidades empieza a decaer, una iglesia del centro de Stuttgart abre sus puertas durante varias semanas para convertirse en el “hogar lejos de casa” de muchas personas.

En la próspera Alemania, mucha gente no tiene acceso a lo más necesario como alimentación suficiente, atención sanitaria y actividades sociales. Por esta razón, a principios de los años noventa se lanzó el proyecto de la Vesperkirche de Stuttgart, el sueño del entonces pastor para la diaconía Martin Friz. Personas que en circunstancias normales nunca se hubieran conocido se encontrarían ahora en un lugar y compartirían los alimentos. Desde su comienzo, la Vesperkirche iba a ser un lugar donde las personas pobres y las adineradas, quienes viven al margen de la sociedad y quienes disfrutan de una existencia burguesa se reunirían para hacer vida social. Este lugar tendría que ser una iglesia, la iglesia medieval de San Leonhard en el corazón de Stuttgart, la capital del estado federal de Baden Wurtemberg.

A principios de 2009, la Rev. Karin Ott, que es la nueva pastora para la diaconía de Stuttgart desde el otoño de 2008, tomó el testigo de Martin Friz. “La visión de la Vesperkirche de compartir la vida juntos se hizo realidad en las últimas semanas”, dijo al concluir la última Vesperkirche a finales de febrero de 2009. Le fascina el hecho de que la Vesperkirche consiga reunir a personas que están en situaciones esencialmente diferentes para pasar un buen rato juntas. “Niños pequeños y ancianos de noventa años, hombres de negocios fracasados y la tercera generación de personas que viven de la asistencia social vienen a nosotros”. La Vesperkirche les proporciona mucho más que una comida caliente: “Nuestros comensales reciben apoyo práctico en situaciones precarias y un descanso en su lucha diaria por la supervivencia”.

Hace quince años se necesitaron muchos preparativos para que la Vesperkirche pudiera echar a andar. Hubo que sacar los bancos de la iglesia, instalar sanitarios portátiles, traer un jefe de cocina voluntario, buscar una cocina industrial y establecer un servicio de entrega de alimentos, por sólo nombrar algunas acciones. La Vesperkirche de Stuttgart recibió alrededor de setenta comensales el día de su apertura en enero de 1995. En 2009, acogió cerca de setecientos visitantes cada día.

Entre las y los comensales, hay personas jubiladas que perciben la pensión mínima debido a períodos de desempleo, adolescentes que nunca terminaron sus estudios y no tienen oportunidades en el mercado laboral, familias y madres y padres solteros cuyos bajos ingresos no dan para mucho en una capital tan cara, trabajadoras sexuales, personas sin techo y muchas y muchos otros. Se ha ampliado el alcance de la asistencia disponible. Con el tiempo, la Vesperkirche se ha convertido en una especie de servicio social temporal. Es financiada fundamentalmente a través de donaciones que ascienden a unos 240.000 euros anuales.

Todas las mañanas la iglesia abre sus puertas a las nueve en punto. Un pequeño grupo se reúne al rededor de un punto de distribución de café. A unos pocos pasos una trabajadora social conversa con un visitante. La iglesia se va llenando poco a poco. Dos hombres juegan al ajedrez en una mesa iluminada por los rayos del sol.

Alrededor de las once y media las y los ayudantes traen la primera entrega de alimentos en grandes recipientes. Comienza a formarse una fila frente al mostrador de la comida. Siguen llegando de forma continua nuevos envíos hasta las primeras horas de la tarde. Un almuerzo cuesta 1,20 euros. La mayoría de las y los visitantes pueden pagar esa cantidad, pero quienes no pueden reciben vales de comida.

Por la tarde la iglesia queda desierta una vez más. Muchas y muchos visitantes están de pie en la plaza de enfrente fumando, riendo, conversando. Mientras tanto, también abre un servicio médico en la capilla lateral. “Muchas personas pobres no saben cómo van a poder pagar los honorarios de un doctor ni los medicamentos”, dijo la Dra. Regina Dipper. A las cuatro de la tarde la Vesperkirche cierra sus puertas con una oración.

Siete diáconos y educadoras y educadores sociales forman parte del equipo de la Rev. Ott, que también cuenta con seis doctoras y doctores, dos veterinarios y entre treinta y cuarenta y cinco voluntarias y voluntarios diariamente. Todas estas personas hacen posible que la Vesperkirche, además de brindar ayuda material y médica, ofrezca orientación, atención pastoral, oportunidades culturales, cultos y oraciones.

Gracias al ejemplo dado por Stuttgart, ahora hay diecisiete Vesperkirches en Baden Wurtemberg.

Puede encontrar más información sobre la Vesperkirche en: www.vesperkirche.de

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