El Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, aborda el tema de la Undécima Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM), “Danos hoy nuestro pan de cada día”, en su discurso del 22 de julio en la reunión de la FLM, 20-27 de julio de 2010, en Stuttgart, Alemania. © FLM/Erick Coll
22.07.2010
El Arzobispo de Canterbury invita a compartir y abrirse al otro
Rowan Williams afirmó que el pan compartido es un reconocimiento de la dignidad humana
STUTTGART, Alemania, 22 de julio, 2010 (LWI) – Orar por el “pan de cada día” significa estar dispuestos/as a nutrirnos mutuamente honrando la verdad de la imagen divina de todo ser humano, dijo Su Gracia, el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, hablando hoy ante la Undécima Asamblea de la Federación Luterana Mundial.
El líder de la Comunión Anglicana mundial pronunció la alocución principal sobre el tema de la Asamblea: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. Más de mil participantes provenientes del mundo entero, entre ellos 418 delegados y delegadas de 145 iglesias miembro en 79 países, toman parte en el evento que tiene lugar del 20 al 27 de julio en Stuttgart, Alemania.
“El pan compartido entre cristianos/as, no es solo un recurso material, sino también un reconocimiento de la dignidad”, dijo Williams. Al reconocer nuestra necesidad, comprendemos también por qué somos valiosos/as, dijo.
Para Williams, afirmar que se tiene “necesidad de nutrición material y espiritual no es en ningún caso un fracaso, sino por el contrario, un espacio de dignidad. La oración impugna la arrogancia de quienes piensan que no están necesitados/as y, a la vez, establece que los/as necesitados/as poseen plenamente un tesoro que es preciso descubrir y divulgar”.
Esta oración, dijo el Arzobispo, requiere que “tengamos presente cuánto le debemos a nuestros prójimos en términos de don; su humanidad depende de la nuestra, así como la nuestra depende de la de ellos/as”. En consecuencia, es irracional “orar por el pan de cada día al tiempo que, de una u otra forma, se busca apoderarse de ese pan en detrimento de los/as demás”.
Haciendo referencia a una antigua versión en arameo de la petición según la cual ésta sería “danos hoy el pan de mañana”, Williams la interpretó como la invocación de “la promesa de un mundo totalmente renovado, percibido y recibido como un don”. Así, dijo, “oramos por el pan de hoy y mañana, por señales entre nosotros del futuro de justicia y reconciliación, sobre todo, viendo en ello la manifestación del perdón mutuo”.
Al finalizar su discurso, el Arzobispo de Canterbury subrayó la necesidad de que los/as cristianos/as sean honestos/as consigo mismos/as. “Cuando oramos por nuestro pan de cada día, también oramos por la conciencia de nuestro fracaso y, por más duro que sea siempre, por la gracia de escuchar la verdad al respecto, tanto de unos/as como de otros/as y también del resto del mundo.”
El pan cotidiano en África y en el círculo ártico
Cuáles son los obstáculos que impiden que la buena creación de Dios alimente a sus hijos e hijas de acuerdo a la petición del Padrenuestro, preguntó Jeannette Ada, de la Iglesia Evangélica Luterana de Camerún, en su respuesta a la alocución del Arzobispo.
Ada mencionó tres obstáculos principales: la pobreza, el cambio climático y la injusticia basada en el género. “Es escandaloso ver a tantas personas sufrir hambre en un continente tan rico en recursos como África”, dijo.
Según Ada, este escándalo es el resultado de la injusticia del sistema económico, la corrupción y falta de voluntad política, la explotación anárquica que perturba el medio ambiente y la opresión de mujeres, niños y niñas.
Las consecuencias del cambio climático en las condiciones y modo de vida de los pueblos indígenas del círculo ártico fueron subrayadas por Inga Marie Nordstrand en su respuesta al discurso de Williams. Nordstrand, una indígena Saami de la Iglesia de Noruega, enfatizó la necesidad de una relación espiritual con la tierra.
Orar por el pan cotidiano en el marco del cambio climático, dijo Nordstrand, puede ser “una invitación a ser espirituales abrazando nuestra conexión con toda la Creación y recibiendo humildemente el pan cotidiano como un don misericordioso a ser compartido”.
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